Yo también fui princesa

Si, yo, que nací en los '90, que me crié viendo Los Picapiedra (que gran serie!), la pantera rosa, cosas de casa (que grande Steve Urkell!! decían que había muerto... leyendas urbanas supongo...), e incluso Pokémon.
Si, a nosotras, las niñas que soñabamos con una maravillosa Barbie (a la que ahora odiamos la mayoría, no se por qué), pero sobre todo, que crecimos viendo las pelis del grandioso Walt, que ahora está metidito en su congelador, esperando a ser despertado al más puro estilo de su Bella Durmiente.
Y aquí es donde yo quería llegar, a las princesas Disney, esas chicas a las que la vida por alguna extraña razón, les había dado titulos nobiliarios, unos padres maravillosos, una belleza superior, un carácter digno de ser seguido, la capacidad de hablar con los animalitos del bosque encantado, y lo más importante, al menos bajo nuestro punto de vista, un Príncipe Azul que la amaba hasta el tuétano.
Pues ahora llegan los de la "new age" de Disney, y nos ponen a una princesa más terrenal que yo misma, que tiene una amiga que está depresiva perdía porque no encuentra un novio en condiciones, que va y se enamora de un tío prepotente y vanidoso, y que para colmo, se ve metida en un berenjenal de mucho cuidado arrastrada por el Príncipe antes mencionado.

En fin, como han cambiado las cosas, eh!. Las princesas ya no son lo que eran, ahora son REALISTAS, en su baremo personal claro, es bastante poco realista que una chica se convierta en sapo. Por eso, porque ahora se acercan más a la verdad, es por lo que me veo en la necesidad de comprarme un paquetón de palomitas y meterme en una sala del cine a comprobar mi teoría, como hacíamos de niñas, entrar y dejar los sueños volar, como si todo pudiese ser realidad...

Porque sí, yo también fui princesa.