Me ha gustado el título, debería hacer otro blog con ese nombre, es bonito, creo, me lo plantearé.
Bueno, ¿qué tal todo mis blogueros?, Venus aún no ha asimilado la fecha en la que se encuentra, no sabe el día en que vive, sencillamente, vive, y no puede ser más feliz por ello.
El fin de semana ha sido memorable, muchas anécdotas, muchas risas, algún llanto, y sobre todo, mucho cansancio. Pero no debemos quedarnos en el pasado, hay que vivir el presente "Carpe diem", como dicen los entendidos. La calle huele a azahar y Sevilla se está vistiendo de gala, de hilo de oro, de terciopelo, de ruán, de algodón, de cera, de rosas, de claveles, de pasión, muerte y resurrección, y desgraciadamente, de exámen de CMC (UN LUNES DE PASCUA!!!).
Volviendo a mi poesía de andar por casa, Sevilla ha vuelto a enamorarse de la Primavera, aunque este año parecía que la Primavera se había portado un poco mal con ella y ella no quería reconciliarse (tal vez la Primavera la hubiese hecho enfadar con cualquier comentario, quien sabe...), pero llegó, y la reconciliación ha sido maravillosa, ojalá sigan así de enamorados, porque una Sevilla sin Primavera, no es lo mismo.
El tiempo apremia, y en mi casa ya se empiezan a ver programas y horarios de Semana Santa, aunque aún no ha llegado el ansiado llamador, también se ven ya sandalias, capirotes, túnicas, escudos y antifaces, papeletas de sitio y mucha, muchísima emoción e ilusión. Lloraré, lo aseguro, pero este año, será distinto, este año lloraré de alegría, de emoción, y cada lágrima será un GRACIAS en letras mayúsculas de "Times New Roman" del número 72.
Se acerca, se acaba la cuaresma, mi decimoséptima cuaresma, quizás la más especial, quizás la más madura, pero siempre muy sentida, y, utilizando las palabras del maestro Barbeito, "parece que es el día y no es el día", pero el día siempre llega, ya sea un Domingo de Ramos o cualquier simple jueves. Llega, estoy segura.
Buenas noches corazones, buenas noches Sevilla.