

Se apagaron las luces y el aroma por excelencia era incienso, una espesa bruma envolvía la brillante pasarela, cinco espectros con volantes entraron en escena al son de una saeta... suena un llamador... y de pronto, como si del sol de un Domingo de Ramos se tratase, se hizo la luz, y comenzó el desfile al son de (EDITO) Esperanza de Triana coronada. (Evito los sarcasmos porque parece que no son bien recibidos).


El desfile continuó y el rojo y el verde Andalucía se aliaron con el negro para dar un toque sofisticado a la par que alegre a la pasarela.


La cosa siguió y el rojo y el blanco se hicieron uno intercalando motivos florales con los lunares de toda la vida. Atención al detalle del bolso del primer traje, ¡es maravilloso!.


Después llegaron los detalles innovadores, como la incorporación de tiras de piel en la chaquetilla color ámbar de un traje (que no aparece en las fotos), o también el lazo cerrando la espalda del vestido verde, que me llamó mucho la atención.



El blanco, los vestidos cortos, y los estampados gráficos también tuvieron su sitio en la pasarela, acompañados de tejidos vaporosos como el tul y las transparencias, enmarcados por sugerentes escotes y espaldas de vértigo.
Los dos trajes verdes evocan la flor más típica de la feria, el clavel, incorporando un elemento innovador, las cremalleras, si, si, ¡cremalleras!


Y para terminar con el desfile, el paseíllo de los trajes (el de falda y corpiño vaporoso morado que se ve a la derecha era fantástico), y la entrega del ramo de flores a la diseñadora.
No podía irme sin enseñar esta foto, Luchi, gracias por deleitarnos con este maravilloso vestido de novia, te lo dice una que babea cuando pasa por la calle Cuna viendo los vestidos de ensueño.

P.D: Si Anna Wintour acudió a la premiére de "El diablo viste de Prada" vestida de Prada, Luchi Cabrera no iba a presentar una colección de trajes de flamenca sin vestir lunares...
Besos corazones!