Se que os he tenido un poco abandonados, y no habría sido así de no ser por causas de fuerza mayor, y creedme que las tengo. La vaga imaginación que ha demostrado estas últimas semanas es una de ellas, y tiene pinta de durar algún tiempo más...
Hoy respondo ante el llamamiento de un blogger que me ha reñido por no escribir, y a la petición de otro, de variar un poco, y la verdad lleva toda la razón del mundo, puesto que hace ya más de 4 post que sólo hablo de moda... una, que lo lleva en la sangre!
La verdad es que ahora que ya ha vuelto la rutina, ahora que la vida sigue ¿igual?, me paro a pensar en todos y cada uno de los acontecimientos, cuestionándome el porqué las cosas deben ser así, por qué las cosas tienden a suceder cuando menos lo esperamos, y siempre de la misma manera... ¿Por qué nos apetece reír cuando sabemos que algo no tiene remedio?¿Por qué nos empeñamos en llorar sin lágrimas?¿Por qué dejar que los fantasmas te atormenten una y otra vez? Muy sencillo, porque eso nos hace sentir vivos, y lo más importante, nos recuerda lo que somos, y lo que somos ahora, sería imposible sin lo que fuimos o hicimos en un pasado, lejano o cercano, feliz o triste, y de las decisiones que tomamos o que tomaron por nosotros.
Todo pasa por alguna razón, y tal vez nos cueste mucho, mucho creerlo o incluso aceptarlo, pero con el tiempo, o después de 1200 copas de wiskhy (según los entendidos), todo se ve desde otra perspectiva...
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Me encanta. Puede ser que lo haya dicho ya muchas veces respecto a otras entradas, pero es que está tiene otro aire. No sé...más maduro, más profundo...y más filósfico también.
ResponderEliminarSupongo, que muchos nos hacemos esa pregunta cuando empezamos un curso o año más. ¿Por qué aquí y no allí?