Algunos piensan que me sirve de terapia, otros, sencillamente, que no estoy muy cuerda, pero a pocos, sólo a un selecto grupo le da por pensar que tal vez me guste, que me guste de verdad.
No busco ganarme la vida así, no quiero vivir de ello, pero sí que me encanta vivir con ello. Cada una de las palabras que digo cada día tengo la suerte de poder llamarlas mias, propias, y no salidas de la boca de otros que piensen más y mejor que yo. Para mi esto no sólo es un pasatiempo, un crucigrama más que hacer cada tarde, no, todo lo contrario, es algo que sale de dentro, que se siente y por eso tal vez, no es tan constante.
Como en todo en la vida, hay periodos de abundante riqueza, a veces por el contenido, otras por la forma, y otras veces, la sequía se apodera del cultivo y no nacen los frutos, pero puedo decir que siento todo lo que escribo, sean mis crónicas sobre temas de moda, mis abundantes historias sobre mis noches y mis dias o incluso todas esas veces que muchos de los que leéis esto, inspirais las mil y una historias que yo, humilde servidora, trato de disfrazar con las palabras más adecuadas.
Siento lo que escribo porque me gusta que los demás no sólo lean, si no que imaginen qué historias puede haber tras la amalgama de letras, que hagan mis historias las suyas, y por ello, sólo puedo acabar esta entrada dicendo dos cosas, la primera, gracias, por todo, y la segunda es cerrar esto como me gusta a mi, como una carta de las antiguas....
sinceramente vuestra, desde hace casi dos años, ciento doce entradas y miles de momentos vividos.
martes, 4 de octubre de 2011
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