Me veo en la obligación de pedir ayuda, o más bien de dar lástima, porque tengo mi salón lleno de adolescentes hormonalmente inestables destrozando la memoria de Duncan Dhu con ese invento llamado Sing Star (que por cierto de Sing Stars tienen poquito las pobrecicas...) así que bueno, tarde de Sábado rara, parafraseando a Amaral, mientras las amigas de mi hermana se lo pasan pipa demostrando que para parecer borrachas no hay que beber obligatoriamente... sí señor.
Que pasen ustedes un buen finde, o lo que queda de él...
¡Besoooos!
sábado, 22 de octubre de 2011
viernes, 21 de octubre de 2011
Jóvenes eternamente
Ésta es una reflexión que llevo tiempo queriendo analizar en profundidad, pero como todo en este mundo, si esperas demasiado, alguien se te adelanta, a mi, la serie "El barco", fíjense ustedes qué cosas...
En cualquier caso, ésta no es una reflexión exclusiva, los humanos, como seres racionales, tendemos a intrigarnos (parezco un profe de filosofía...), y como racionales también, somos conscientes del paso del tiempo, cuán mística me pongo algunas veces, discúlpenme. Pues bien, el paso del tiempo, ahí nos habíamos quedado, sin darnos cuenta, desperdiciamos momentos maravillosos para hacer tantas cosas que nos quedan aún, y sin embargo, preferimos centrarnos en banalidades y distracciones insulsas sin reparar en el reloj que va cayendo y aproximándose poco a poco a la irremediable colisión contra el suelo. Decía uno de mis profesores que cuando eres joven, la mente es incapaz de ver el peligro, de ver que pasa el tiempo, de ver esa colisión fatal contra el suelo. Pues vale, es cierto, pero no por ello debemos olvidar que los buenos momentos hay que aprovecharlos, y no sólo ahora, hay que saber vivir durante toda nuestra existencia con el mismo espíritu que cuando somos jóvenes, hay que vivir cada momento como si fuera el último, aunque estés seguro de que no va a serlo, porque por muy seguro que estés, Sócrates ya te lo dijo: "sólo se que no se nada" y éso es lo que lo hace aún más interesante.
Aquí os dejo una canción que me encanta, de Pol 3.14, se llama jóvenes eternamente, y por lo visto, también la han puesto en el barco... voy a tener que empezar a pensar que me leen la mente o algo así... ¡qué miedito!
"Sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueras a morir hoy" James Dean
¡¡Hasta mañana!!
En cualquier caso, ésta no es una reflexión exclusiva, los humanos, como seres racionales, tendemos a intrigarnos (parezco un profe de filosofía...), y como racionales también, somos conscientes del paso del tiempo, cuán mística me pongo algunas veces, discúlpenme. Pues bien, el paso del tiempo, ahí nos habíamos quedado, sin darnos cuenta, desperdiciamos momentos maravillosos para hacer tantas cosas que nos quedan aún, y sin embargo, preferimos centrarnos en banalidades y distracciones insulsas sin reparar en el reloj que va cayendo y aproximándose poco a poco a la irremediable colisión contra el suelo. Decía uno de mis profesores que cuando eres joven, la mente es incapaz de ver el peligro, de ver que pasa el tiempo, de ver esa colisión fatal contra el suelo. Pues vale, es cierto, pero no por ello debemos olvidar que los buenos momentos hay que aprovecharlos, y no sólo ahora, hay que saber vivir durante toda nuestra existencia con el mismo espíritu que cuando somos jóvenes, hay que vivir cada momento como si fuera el último, aunque estés seguro de que no va a serlo, porque por muy seguro que estés, Sócrates ya te lo dijo: "sólo se que no se nada" y éso es lo que lo hace aún más interesante.
Aquí os dejo una canción que me encanta, de Pol 3.14, se llama jóvenes eternamente, y por lo visto, también la han puesto en el barco... voy a tener que empezar a pensar que me leen la mente o algo así... ¡qué miedito!
"Sueña como si fueras a vivir para siempre, vive como si fueras a morir hoy" James Dean
¡¡Hasta mañana!!
martes, 4 de octubre de 2011
El por qué de mis escritos
Algunos piensan que me sirve de terapia, otros, sencillamente, que no estoy muy cuerda, pero a pocos, sólo a un selecto grupo le da por pensar que tal vez me guste, que me guste de verdad.
No busco ganarme la vida así, no quiero vivir de ello, pero sí que me encanta vivir con ello. Cada una de las palabras que digo cada día tengo la suerte de poder llamarlas mias, propias, y no salidas de la boca de otros que piensen más y mejor que yo. Para mi esto no sólo es un pasatiempo, un crucigrama más que hacer cada tarde, no, todo lo contrario, es algo que sale de dentro, que se siente y por eso tal vez, no es tan constante.
Como en todo en la vida, hay periodos de abundante riqueza, a veces por el contenido, otras por la forma, y otras veces, la sequía se apodera del cultivo y no nacen los frutos, pero puedo decir que siento todo lo que escribo, sean mis crónicas sobre temas de moda, mis abundantes historias sobre mis noches y mis dias o incluso todas esas veces que muchos de los que leéis esto, inspirais las mil y una historias que yo, humilde servidora, trato de disfrazar con las palabras más adecuadas.
Siento lo que escribo porque me gusta que los demás no sólo lean, si no que imaginen qué historias puede haber tras la amalgama de letras, que hagan mis historias las suyas, y por ello, sólo puedo acabar esta entrada dicendo dos cosas, la primera, gracias, por todo, y la segunda es cerrar esto como me gusta a mi, como una carta de las antiguas....
sinceramente vuestra, desde hace casi dos años, ciento doce entradas y miles de momentos vividos.
No busco ganarme la vida así, no quiero vivir de ello, pero sí que me encanta vivir con ello. Cada una de las palabras que digo cada día tengo la suerte de poder llamarlas mias, propias, y no salidas de la boca de otros que piensen más y mejor que yo. Para mi esto no sólo es un pasatiempo, un crucigrama más que hacer cada tarde, no, todo lo contrario, es algo que sale de dentro, que se siente y por eso tal vez, no es tan constante.
Como en todo en la vida, hay periodos de abundante riqueza, a veces por el contenido, otras por la forma, y otras veces, la sequía se apodera del cultivo y no nacen los frutos, pero puedo decir que siento todo lo que escribo, sean mis crónicas sobre temas de moda, mis abundantes historias sobre mis noches y mis dias o incluso todas esas veces que muchos de los que leéis esto, inspirais las mil y una historias que yo, humilde servidora, trato de disfrazar con las palabras más adecuadas.
Siento lo que escribo porque me gusta que los demás no sólo lean, si no que imaginen qué historias puede haber tras la amalgama de letras, que hagan mis historias las suyas, y por ello, sólo puedo acabar esta entrada dicendo dos cosas, la primera, gracias, por todo, y la segunda es cerrar esto como me gusta a mi, como una carta de las antiguas....
sinceramente vuestra, desde hace casi dos años, ciento doce entradas y miles de momentos vividos.
lunes, 3 de octubre de 2011
"Porque no sé hablar de lo que me inquieta"
Hoy la he visto de nuevo. Andaba con ligereza y rapidez por uno de los pasillos que conducían al café, a su ansiado descanso de media mañana, si no la hubiera visto ya cientos de veces, me habría extrañado, pero ya estaba acostumbrada. Entraba y soltaba su portafolios en una mesa pequeña, con dos asientos uno de los cuales quedaba siempre destinado al abandono. Se acercaba a la barra y pedía un café solo que tomaba ya apoltronada en su trono de la cafetería. De repente, me sorprendió su reacción, puesto que hacía mucho que no repetía ese modus operandi. Al terminar su café, aún con 50 minutos por delante para hacer cualquier cosa, abría su portafolios y sacaba cuidadosamente papel y bolígrafo, y tras ese ritual, comenzaba a escribir. Siempre que hacía eso, todos la miraban, alli, sola, centrada en su universo paralelo, sin importarle quién o qué opinase sobre ella. Un día, hacía ya tiempo, me atreví a preguntarle qué hacía cuando escribia, ella me contestó: "escribo porque no soy capaz de hablar de lo que me inquieta". Y ahí estaba de nuevo, preocupada, inmersa en su folio blanco garabateado con tinta azul.
Pasaron 45 minutos y yo, sumida en mi curiosidad, me acerqué hacia su mesa para preguntarle si volvíamos juntas a nuestros quehaceres. Ella, como recién despertada de un largo sueño, cogió de nuevo su boli azul y escribió: "sólo eso, nada más", cerrando la misiva con su elaborada rúbrica y la fecha de hoy, quedando para siempre en el anonimato el destinatario y contenido de la carta en cuestión, hay cosas que es mejor guardar.
Pasaron 45 minutos y yo, sumida en mi curiosidad, me acerqué hacia su mesa para preguntarle si volvíamos juntas a nuestros quehaceres. Ella, como recién despertada de un largo sueño, cogió de nuevo su boli azul y escribió: "sólo eso, nada más", cerrando la misiva con su elaborada rúbrica y la fecha de hoy, quedando para siempre en el anonimato el destinatario y contenido de la carta en cuestión, hay cosas que es mejor guardar.
sábado, 1 de octubre de 2011
Un día
Un día te levantarás y sentirás que algo falta, que no está. Buscarás por todo tu alrededor con desquiciada inquietud algo que ni tú sabes realmente qué es, pero sabes que te falta. Removerás el cielo y la tierra sin saber a dónde ir, dejándote llevar sobre unos pies que se mueven solos y un instinto que está en ti pero no contigo. Tú y tu mismo, dos entes obligados a llevarse bien por los siglos de los siglos pero que por más que quieran nunca estarán de acuerdo.
Algún día te levantarás y sentirás que se ha ido, que no volverá, pensarás que tal vez nunca estuvo, que fue producto de una imaginación desbordante de risas, luz y fuegos de colores, pero pronto, querido amigo, te darás cuenta de que no, de que siempre estuvo ahí, en la sombra, esperando junto a una puerta que por más que golpeó nunca fue abierta, y ese día te darás cuenta de que tal vez pudiste hacer algo más por entender.
Algún día, cuando todo llegue, te darás cuenta de que tú y tu mismo estáis condenados a vivir en comunión, y que sus errores repercuten irremediablemente en tu vida, convirtiéndose por ende, en tus errores.
Querido amigo, algún día pasará, y espero que ese día, recuerdes esto que te digo, y sepas que aunque distintos, tú y tu mismo seréis lo único que queda, que no pasa, que perdura.
Algún día te levantarás y sentirás que se ha ido, que no volverá, pensarás que tal vez nunca estuvo, que fue producto de una imaginación desbordante de risas, luz y fuegos de colores, pero pronto, querido amigo, te darás cuenta de que no, de que siempre estuvo ahí, en la sombra, esperando junto a una puerta que por más que golpeó nunca fue abierta, y ese día te darás cuenta de que tal vez pudiste hacer algo más por entender.
Algún día, cuando todo llegue, te darás cuenta de que tú y tu mismo estáis condenados a vivir en comunión, y que sus errores repercuten irremediablemente en tu vida, convirtiéndose por ende, en tus errores.
Querido amigo, algún día pasará, y espero que ese día, recuerdes esto que te digo, y sepas que aunque distintos, tú y tu mismo seréis lo único que queda, que no pasa, que perdura.
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