Dicen que a nadie le amarga un dulce, y a mi no iba a ser menos. Gracias a la prodigiosa memoria de mis señores padres y al último viaje que han hecho, el otro día pude disfrutar de una tarde relajante en mi casita. Quién no pagaría por una tarde de descanso, sentada en el sofá viendo Notting Hill y comiendo los fantásticos macarrons que mis padres me han traído, si, he escrito bien, macarrons, no macarrones. Para el que no lo sepa, los macarrons son unos dulces franceses, parecidos a los profiteroles pero de colores y sabores muy diferentes. Os pongo una fotito y os cuento los sabores porque están riquísimos:
Pues bien, como veis, el primero es el de frutos rojos, uno de mis favoritos (el de color rosa), el segundo, el de chocolate (qué pena que viniese sólo uno de chocolaaaate!!), el siguiente era de vainilla bourbon y queso mascarpone, el verde, de kiwi, y por último, el marrón clarito (que no se ve), de café y miel (un poco demasiado dulce, pero muy rico!)
Bueno, estos son de una pastelería francesa llamada Lenôtre, pero en Sevilla hay una pastelería, panadería francesa llamada Colette en la que te preparan los macarrons en unas cajitas preciosas, son perfectos para hacer un regalito a cualquiera, la pastelería en cuestión está en la calle Virgen de Luján, y yo todavía no he ido, pero en cuanto la pruebe, os cuento, mientras tanto, besitos a todos!!
viernes, 6 de mayo de 2011
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