Hablaba yo el otro dia con una amiga sobre, como decirlo, lo humano y lo divino, (no, no hablo del guapo de la caseta, que obviamente se encuentra en la segunda categoría), pero volviendo al tema, hablabamos de algo o alguien o, no se como calificarlo, y de cómo todo en la vida, sea cual sea el tema a tratar se centra en llegar a eso, ponganle ustedes el nombre que más les convenga, nosotras le pusimos uno y entorno a él desarrollamos nuestras hipótesis. Pues bien, la vida tal y como la conocemos es equiparable a un peregrinaje contínuo, vamos buscando una meta que todos creemos encontrar y pocos la hallan a la hora de las verdades. Decía mi amiga, que llegar a esa meta es lo que todos en el fondo ansiamos, pero que algunos en cada alto en el camino creen que ya han llegado al final. Le contaba yo que también está la gente que no sabe que todos los que vamos en el camino somos iguales, y que porque lleguemos a Santiago (toma ya la metáfora currada...), las cosas no tienen que cambiar, se que siempre soy muy rebuscada para explicar esta cosas pero es así como salen, los que me conocen o presumen de ello (de haber llegado a esa meta...ja ja pobres ilusos...), lo entenderán.
Pues bueno, les resumo un poquillo que se me pierden (aquí donde me leen, me caracterizo por dar consejos más o menos buenos que al final yo no soy capaz de seguir, porque si, el hombre es el único animal que es capaz de tropezar con piedras distintas y caerse de la misma forma, y si no, compruébenlo!), que llegar a la meta de las cosas es muy importante, pero que nunca olviden que hay más peregrinos alrededor, y que llegar a la meta solo, aparte de dificil, es duro, así que céntrense más en cuidar lo que tienen que en arriesgarlo buscando algo demasiado frágil.
Besos filósoficos a todos!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario